Casting para Michelle A. Sommers

Me desperté de la cama de inmediato. Todo había quedado en una horrible pesadilla de la que acababa de salir. Pero no, el mundo en estos momentos era mucho peor. Ni profecías ni predicciones mayas se habían cumplido. En cambio, todo lo que tenía, había desaparecido de un momento para otro y no me imaginaba lo rápido que había transcurrido todo este tiempo en el que sobrevivía en un pequeño refugio en un desierto, al lado de la ciudad que me vio crecer.
Una niña pequeña que compartía el refugio se asustó con mi movimiento y se puso a llorar, hacía demasiado tiempo que la gente vivía atemorizada. - Tranquila, pequeña. – Dije yo mientras la abrazaba. – Todo va a estar bien… – Dije acariciándole el pelo. La pequeña acababa de perder a sus padres hacía poco tiempo en un ataque contra la humanidad y todavía seguía asustada. Por ello, me encargaba de cuidar de ella dejando algo atrás mi egoísmo. Ahora era lo único que tenía y me necesitaba.
Me encontraba en el refugio de los rebeldes y la niña no era una rebelde, eso es cierto. Pero no podíamos dejarla sola y menos con la ausencia de sus figuras paternas. En el lugar, nos refugiábamos los rebeldes y también Alexander. El que había sido el amor de mi vida, estaba allí conviviendo conmigo en el mismo sitio. Sonreí pensando en los buenos momentos que habíamos pasado y miré a la niña. Quién sabe, podríamos haber podido formar una familia y haber comprado una gran casa donde vivir felices, pero no. Los sueños eran para las princesas de cuentos de hadas...

No había manera. La niña seguía llorando y asustada por todo lo acontecido. Era normal, apenas tenía 5 añitos y ya había vivido demasiadas malas experiencias para su edad. La cogí en brazos y la senté en mi regazo. La apoyé en mi pecho y comencé a mezerla para que se sintiese más segura y se pudiese tranquilizar. Aunque, sinceramente, ni yo estaba tranquila. Nadie podía estarlo.