Casting para Grace M. Ainsworth

<<"¡Ya basta!" La voz de Grace retumbó en la mente de Pet, que en realidad, era la de ambas, haciendo que la alma dejase de remover en el fondo de sus recuerdos. El carácter del cuerpo cada vez se enfortalecía más, y hacía sentir a Pet una completa inútil y fracasada dentro de los de su raza, pero al fin y al cabo entendía que Grace no desistiese. Si ella estuviese en su lugar, ¿se rendiría? No le era permitido pensar así, pero en su cabeza nadie más la oía, bueno, excepto Grace, claro. —Perdón. -se disculpó la alma en voz alta, y agachó la cabeza con sumisión a pesar de qué la otra voz provenía de su interior y no del exterior. "Por favor Pet, necesito ver a mi hermana." la voz de Grace se tornó aterciopelada, con ese deje de súplica que emblandecía el noble corazón de la huésped.>>

Y a si fue como aceptó a la primera de muchas otras excursiones en busca de Ginevra, pero que como resultado siempre encontraba a humanos que, asustados, salían corriendo cuando los ojos translúcidos delataban que no era una de ellos. La inocente alma, guiada por la voz de Grace, acabó encariñándose con la misma y obedeciéndola, rebelándose con los de su propia raza, porque en cierta manera no era dueña de sus actos, aunque eso sea solo una excusa. Grace, se hace fuerte a cada respiración, extendiéndose por los músculos del que fue su cuerpo. Flamming tampoco desiste, volviendo su relación una especie de tira y afloja curioso, porque aunque lo nieguen se ha establecido cierta simpatía, y ninguna es capaz de suprimir a la otra.

La rubia se llevó el capuccino a los labios, observando en silencio el Starbucks. Todos los de allí dentro eran huéspedes, almas que se habían adueñado del cuerpo dónde convivían, y Grace no podía evitar frustarse, haciendo que la misma Pet lo hiciese. Fue entonces cuando la puerta del establecimiento se cerró y Gareth no tardó aparecer, con esa sonrisa cálida y encantadora que irritaba a Grace pero que derretía a Flamming. —Buenos días -la saludó él y alzó la mano para captar la atención de la chica tras la barra, a la que le pidió un café. —Buenos días -respondió con dulzura Pet, dedicándole una sonrisa y volviendo a llevarse el cartón de capuccino a los labios. Llevaba tiempo viéndose con el moreno, y aunque Grace no hacía más que regañarla y protestar diciendo que no se fiase de él, al final Pet había terminado cayendo y por lo tanto, desvelando ciertas cosas que le habían sido imposibles de ocultar a Grace, la cual se enfurecía, y con razón. Petals era demasiado inocente y buena como para sospechar que el apuesto Gareth solo la quería por beneficio propio.

"Ogh. ¡Deja de babear ya y mira la hora que es!" la voz de Grace en sus pensamientos irrumpió la entretenida conversación que mantenía con Gareth, y la hizo caso, llevando la vista al enorme reloj que descansaba en la pared justo para darse cuenta de que la humana tenía razón; y es que tenía que volver a investigar sobre el paradero de Ginerva. Se levantó de pronto, agarrando el bolso y le dedicó una mirada de disculpa al moreno. —Perdona, tengo que irme. -sacó con rapidez unas monedas y las dejó al lado del cartón de capuccino para pagarlo, dio media vuelta y salió disparada del Starbucks aunque en realidad no había prisa, pero Grace quería mantenerla apartada de ese individuo que sabía que poco le convenía. Si, una lucha interna bastante peculiar, pero que crispa los nervios a cualquiera que la viva desde dentro. —¡Eh, pero...! -escuchó alzar la voz a Gareth, pero lo dejó con la palabra en la boca mientras caminaba a paso ligero hacia el apartamento. "Tenemos muchas cosas que hacer, Pet-Pet." le comunicó la chica, orgullosa de si misma por lograr sacarla de ahí, y el alma le reprochó mentalmente un:"¡No me llames así!" aunque sus labios esbozaron una suave sonrisa. Porque le gustaba ayudarla. Sí, para qué negarlo, le gustaba ayudar a los humanos.